A los consejos que dábamos en el último post, hay que añadir uno fundamental: el interés de los contenidos del blog corporativo. No hay que confundir un blog corporativo con un espacio meramente promocional, es decir, como una plataforma publicitaria para la empresa. Para que el blog transcienda y cumpla las funciones de convertirse en una canal de comunicación hacia clientes, proveedores y público en general, sus contenidos deben revestir un interés para la industria y para la sociedad en su conjunto, si la temática es lo suficientemente amplia. Por ejemplo, una firma de estética puede ofrecer consejos sobre como cómer bien, cómo sacar el mayor partido de la propia imagen, etc.; una empresa de corte industrial, puede hacerse eco de decisiones administrativas que afecten al sector, de nuevas tecnologías, etc.
Por otra parte, el blog corporativo puede tener perfectamente un nombre propio, el del CEO de la empresa o de su director de marketing o comunicación. Esto es aconsejado cuando la persona tiene una relevancia social por sí misma.
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