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lunes, 17 de febrero de 2014

Algunas preguntas básicas: porqué, qué, a quién y cómo



Pero, ¿por qué organizamos un evento y no optamos por otro tipo de actuación? Antes de decidirnos por esta opción, debemos preguntarnos si el objeto del mismo, el mensaje que se desea trasmitir o, lo que es lo mismo, el producto, servicio, marca o efecto relacional en torno al cual girará, merece la puesta en marcha de un acontecimiento de estas características. Existen muchas fórmulas, eficaces, económicas y sencillas, de transmitir al público objetivo el mensaje deseado: un mailing bien coordinado, un folleto promocional, el lanzamiento de una nota de prensa a los medios o una buena campaña online. Los eventos cobran sentido siempre que giren en torno a actividades en las que el contacto directo con los participantes resulta esencial o actividades en las que éste es determinante por razones profesionales, educacionales o de networking.
Una vez que hemos optado por la celebración de un evento y definido el objetivo del mismo, debemos definir calramente el mensaje, que se convertirá a partir de este momento en el hilo conductor del acto. Todo, discursos, documentación, decoración, música… debe dirigirse hacia un mismo punto: el mensaje que queremos trasmitir. La norma básica es que el mensaje debe ser claro y conciso.
Es el momento de definir el público objetivo al que se dirigirá el evento. El target condiciona el formato y el desarrollo; si éste no logra conectar con su público será un completo fracaso. La elección del evento, la definición de marca en ese contexto y la correcta selección del público, interno y externo, al que nos estamos dirigiendo en cada momento son las decisiones claves La comunicación del mensaje exige la realización de diferentes tipos de actos dirigidos a potenciar su difusión y visibilidad entre cada uno de los agentes que integra el proceso de compra – venta del producto:
  • Empleados: fomentar el sentimiento de trabajo en equipo, incrementar la productividad y fidelizar al trabajador con la empresa.
  • Medios de comunicación: mantener una relación fluida con ellos es esencial. Una empresa que no comunica no existe.
  • Clientes: como destinatarios del producto, hay que dedicar a ellos todos nuestros esfuerzos.
Si, finalmente, la decisión apunta a la celebración del evento, hay que determinar si éste va a ser organizado desde la propia empresa o si se van a contratar los servicios de una agencia externa especializada en la organización de eventos. Llegamos al momento del cómo. En el primer caso, será necesario constituir en la empresa un comité encargado de la organización del evento que, bajo la dirección de un coordinador, deberá responsabilizarse del control y seguimiento del mismo en todo momento. En caso de decantarse por la externalización la elección de la empresa a contratar girará en torno al tipo de acto a celebrar:
  •  Agencias de eventos.
  • Agencias de incentivos.
  • Agencias de comunicación.
  •  Gestores de destinos.
  • Empresas organizadores de ferias, convenciones, congresos y actos similares.
  • Team building, evento deportivo, outdoor training.

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