A partir de los elementos de identidad visual, el
público crea una imagen de la organización, que sea positiva o negativa es
responsabilidad exclusiva de la entidad. Solo cuando disponemos de una Identidad
Corporativa fuerte, clara y coherente de la empresa es el momento de
transmitirla a los diferentes públicos, esto es lo que se denomina Imagen
Corporativa.
Si la Identidad Corporativa es nuestra identidad
y cultura como empresa, la Imagen Corporativa es la proyección mental de
esa identidad que hemos transmitido a nuestro público. Si la imagen de una
empresa es mala y su realidad es buena, es porque se ha la comunicación no se
ha realizado correctamente. Pero, por lo general, cuando la imagen de una organización
es mala, su identidad también lo es, es decir, antes de comunicar hay que
cambiar esta realidad. Mientras no conozcamos en profundidad nuestra identidad,
seremos incapaces de comunicar con eficacia nuestra imagen.
David
Bernstein dice con respecto a la imagen: “La imagen es una
representación mental. Pero es muy potente. Es una auténtica realidad.
Afecta a actitudes que, a su vez, afectan al comportamiento. Ninguna
empresa puede permitirse el lujo de no prestar atención a la imagen”.
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