Los viajes de prensa se cuentan entre los eventos más caros a la vez que más rentables, una combinación en el fondo peligrosa que cabe estudiar bien antes de tomar la decisión de emprender el vuelo. Lo primero que hay que hacer es preguntarse por qué organizar un viaje cuando lo que se pretende comunicar con el mismo podría hacerse de una manera más sencilla y más barata a través de otro tipo de convocatoria. Las razones se pueden resumir en una fundamental: la creación de relaciones estrechas y estables entre la empresa y sus invitados. La convivencia durante varios días crea lazos que entran en el terreno de lo personal pero se rentabilizan en el de lo profesional. Además, el mensaje tiene una interiorización más profunda que en otro tipo de eventos. La duración del viaje, la agenda, la lista de invitados, el posterior seguimiento de los medios y el servicio son los elementos clave.
No olvides que el gran valor añadido de un
viaje de prensa son las relaciones de cercanía que se establecen con los
periodistas y la identificación de estos con la marca y sus representantes. Se
trata de un aspecto intangible pero muy beneficioso en el medio y largo plazo.

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