Cambiamos radicalmente de tema. Tras dedicar las últimas semanas al análisis de las funciones de las agencias de comunicación, su relación con la empresa y la figura del director de comunicación, hoy nos centraremos en la empresa en sí y en dos elementos esenciales para el desarrollo de cualquier campaña de comunicación: la identidad corporativa y la identidad visual.
La identidad de la empresa es su esencia, el “quién soy”, lo que la diferencia de las demás y la hace única ante clientes, empleados, inversores y medios de comunicación. La identidad de la empresa empieza por el nombre. Cuando ésta tiene ya un nombre, comienza a existir, a hacerse conocida y a posicionarse en la mente del consumidor.
La identidad corporativa es el conjunto de símbolos que una organización utiliza para identificarse ante otros grupos, es la forma en que se manifiesta y es percibida por los grupos de interés. Cuando hablamos de Identidad Corporativa, no sólo hacemos referencia a la Identidad Visual (colores corporativos, logotipo, tipo de lenguaje, etcétera), va mucho allá, e incluye: el historial de la organización, sus creencias y filosofía el tipo de tecnología que utiliza, sus propietarios, las personas que trabajan en ella, la personalidad de sus dirigentes y sus estrategias, valores éticos y culturales.
Por su parte, a través de la Identidad Visual se puede percibir la empresa, su identidad y cultura. Uno de sus objetivos es hacer que la gente la reconozca y la memorice. Cuando esta Identidad es transmitida correctamente, los distintos públicos de la organización pueden llegar a percibir la imagen de la empresa, ya que la identidad es una forma de comunicación.
La identidad visual la componen todos los signos gráficos externos de la empresa como logotipos, señalización o colores corporativos. Lo que se busca es traducir el mensaje corporativo en un lenguaje visual. El logotipo no es solo una figura gráfica, sino que es una palabra diseñada, con un fuerte poder de identificación. Por su parte, la potencia identificadora de los colores es tal que nos resulta difícil designar ciertas marcas por sus colores.